Todos hemos imaginado alguna vez con llegar a una diminuta isla de arena y una palmera. Pero ¿realmente existen o están a nuestro alcance? En las British Virgin Islands (BVI), territorio del Reino Unido, no solo vimos esas pequeñas islas, también sifones marinos, piscinas naturales de burbujas, preciosas vistas de las islas, INCREIBLES playas con agua totalmente transparente, variedad de vida marina y hasta un hundimiento (para los que se lancen a bucear). Puedo decir, con cierta sonrisa, que el hacer snorkel cada día en aguas cristalinas, cenar en lugares exclusivos y descansar en playas casi privadas… es la dura agenda de un viaje de una semana por la BVI. En muchos aspectos, puedo asegurar que es uno de los mejores viajes de mi vida y creo que antes que otros destinos es algo que nadie debería perderse.
Estamos de acuerdo que un viaje de día entero puede resultar algo agotador, más cuando debes cambiar de avión y de medio de transporte (ferry). Aún así, esa variedad hace más ameno el viaje siempre que no hayas de correr y andar estresado (no es caso). Hay varias formas de llegar a las BVI pero creo que nuestra opción fue bastante acertada, más teniendo presente que llegando por otras vías la pérdida de maletas es algo más que habitual. Creo que es un destino que yo consideraría como “cercano”, sobretodo si lo comparamos con las zonas de navegación de Asia y del Mediterráneo. Ciertamente la distancia geográfica es cercana, otra cosa es la combinación de medios de transporte. El conformar un grupo integrado de viaje hizo que realmente cada parte del mismo fuera agradable.
Si hubiéramos de definir qué tipo de turismo aplica a las Islas Vírgenes Británicas yo sin duda utilizaría la siguiente: Vacaciones no masivas y de calidad. Hoy en día se utilizan muchos términos positivos para vender un paquete vacacional (exclusivo, excelente calidad, hermosas playas, etc.). Yo hasta la fecha puedo reconocer que he viaje a un mínimo de destinos y por lo tanto comparar con criterio y conocimiento de causa: en ningún lugar he encontrado esas cualidades que tanto se anuncian y mal usan en el medio turístico… excepto en las BVI. Es cierto que realizar el viaje en velero añade cierta componente de exclusividad y calidad al viaje, pero cuando íbamos a restaurantes en tierra puedo decir con total satisfacción y una sonrisa en mi cara, que éramos (en temporada alta) realmente pocos los que habitábamos una isla o caleta. Ciertamente vimos (con la suficiente distancia) cómo ciertos lugares estaban masificados, pero ahí entra la componente del viaje en velero: no íbamos donde nos llevaba un autobús al salir de un megacrucero, íbamos donde la carta náutica nos permitía ir.
La zona de navegación de las BVI es realmente interesante, con vientos de 4 nudos casi constantes y orientados de forma que llegar a Anegada (destino ineludible) con rumbos de través es relativamente rápido. El visitar todas las islas en una semana es tarea medio ardua, en el sentido que cada día debe realizarse una singladura o parte del trayecto, pero posible. Los vientos permiten unas ceñidas cómodas dentro del archipiélago mientras que el viento portante te permite regresar al punto de partida rápida todavía más cómodamente. Es cierto que hay muchos más arrecifes que en otras zonas de navegación (lo que permite aumentar las posibilidades de ocio), pero tampoco es algo que deba quitarnos el sueño. Combinando buenos conocimientos con prudencia (recordemos que la confianza es el peor aliado de un patrón) puede llegarse a buen puerto sin mayores problemas. Sin duda, las BVI son una excelente zona para navegar y que aporta grandes satisfacciones. En opinión, es uno de los destinos que ningún patrón o navegante debería perderse.